
OPERACIONES MAS IMPORTANTES:
OPERACION "URANO"
Para octubre, Hitler y sus comandantes cayeron en la cuenta de que no podrían tomar la ciudad en otoño. El invierno se aproximaba, por tanto se hicieron todos los arreglos para pasar allí el más crudo de los inviernos, en recuerdo del terrible invierno anterior. Para fines de octubre se dejaron sentir las enfermedades en el soldado alemán: paratifoidea, tifus, disentería, empezaron a hacer estragos. A fines de octubre los alemanes se enteraron por medio de prisioneros de que los soviéticos preparaban una gigantesca contraofensiva. Ellos mismos habían notado los movimientos en sus flancos. Para protegerse, Paulus había levantado una barrera en su flanco izquierdo para prevenir los ataques procedentes por el norte, sirviéndose de las unidades rumanas.
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En efecto, el alto mando soviético, alertado por la Orquesta Roja, la red de espías soviéticos en el estado mayor alemán, se enteró de la debilidad de los flancos del ejército enemigo, formado por soldados inexpertos rumanos, y equipados con cañones franceses sin repuestos y con solo dos obuses cada uno, y preparó una gran ofensiva dirigida contra esos flancos norte y sur; se estaban acumulando cerca de 1.700.000 hombres, es decir, cerca de 200 divisiones, la mayoría siberianas, además de carros de combate y cañones procedentes de Moscú y los Urales. El plan consistía en una maniobra de pinza para cercar, copar y embolsar al 6.º Ejército entero, irrumpiendo en la retaguardia alemana por los dos flancos norte y sur, atacando allí donde las fuerzas del Eje fueran más débiles. Si bien en un primer momento Stalin se negaba a desviar recursos del propio combate urbano, vio en estos planes la mejor oportunidad de cambiar el frente sur, y de revertir toda la situación de Stalingrado, por lo cual apoyó la idea del cerco, aunque esto significara reducir el cupo de municiones del 62º ejército rojo que defendía por sí solo la ciudad. La idea de rodear a un ejército alemán en estas condiciones era en todo osada, pero no había otra posibilidad viable luego de los constantes errores en las ofensivas soviéticas de comienzo del 42.
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El 19 de noviembre de 1942, los 3500 cañones soviéticos comenzaron a machacar despiadadamente las líneas enemigas más débiles entre Serafimovih y Klestkaya, estas eran las formaciones rumanas que se encontraban escasas de material antitanque, entre la nieve y la bruma mortecina del paisaje. Al son de trompetas, los obuses y Katiushas se dejaron caer en el sector rumano. Después de una hora de martilleo, los batallones de fusileros avanzaron sobre las filas de rumanos.
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Los rumanos del II y IV Cuerpos pudieron contener brevemente las primeras oleadas de atacantes y luego fueron arrasados por carros de combate T-34 hacia el mediodía. Cuando los fortines fueron demolidos, los rumanos echaron a correr por la planicie blanca, siendo perseguidos por las oleadas siberianas. Si bien hubo algunos intentos de responder al ataque, los comandantes del 6.º Ejército no tomaron en serio el ataque hasta que fue muy tarde, inclusive los combates en la misma ciudad de Stalingrado no se detuvieron durante varios días una vez comenzado el ataque soviético. Los Stukas acudieron al lugar del desastre y ya nada se pudo hacer, salvo ametrallar a los fusileros soviéticos.




RATTENKRIEG:


Sabiendo que el invierno se aproximaba, Paulus decidió acelerar la toma de la ciudad y preparó una ofensiva que se ejecutó el 27 de septiembre. La principal fuerza alemana atacó al norte del Mamaev Kurgan, cerca de los asentamientos obreros de las fábricas Octubre Rojo y Barrikady. Los alemanes observaron atónitos cómo los civiles que huían de los asentamientos para buscar refugio en las líneas alemanas era derribados por sus propios soldados. Desde ahí, una división escogida de soldados alemanes capturó la «Casa de los Especialistas», donde se hicieron fuertes y comenzaran a disparar contra las lanchas que iban y venían por el Volga trayendo soldados. Los cañones de 88 mm, los Stukas y la artillería alemana competían en hundir las barcazas que traían soldados del otro lado del Volga; el mar Caspio empezó a recibir cadáveres.
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Las bajas alemanas entre el primer y segundo día de combate sumaron 2500 soldados, contra 6000 soldados soviéticos; para los soviéticos la pérdida era terrorífica: casi 3000 soldados morían por día (a razón de un centenar cada hora). Aunque las tropas alemanas lograron penetrar en la ciudad o lo que quedaba de ella, nunca se hicieron completamente con la totalidad (el muelle y la colina), puesto que los primeros no pudieron ser alcanzados, y mientras permenecieran en manos soviéticas, los refuerzos y suministros necesarios para proseguir la batalla podrían afluir con regularidad. Batallones y brigadas de comandos alemanas que intentaron llegar a los muelles fueron prácticamente aniquiladas al 50 % de sus efectivos.
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Para octubre, los alemanes no habían conquistado la totalidad de la ciudad, pero sí habían ocupado el 80 % de ella. En ese octubre, los alemanes capturaron las fábricas de tractores Octubre Rojo y de cañones Barricady, y las bajas rusas se incrementaron a razón de 4000 soldados diarios. Los heridos soviéticos se arrastraban a la orilla del Volga con la efímera esperanza de poder ser auxiliados, y miles murieron congelados. El hecho de cruzar el río no constituía ninguna garantía de recibir atención médica, ya que debido a la falta de recursos, muchos soldados eran dejados a su suerte. Lo que los soviéticos no podían notar era que los alemanes estaban al borde de su capacidad ofensiva; de hecho, no tenían las suficientes fuerzas para conquistar la ciudad, pues su línea de abastecimientos era insuficiente.
Documental sobre la Batalla de Stalingrado
LA OFENSIVA DEL DON:
En diciembre, los soldados alemanes cercados tuvieron una leve esperanza: Erich von Manstein venía en su auxilio. Manstein, que acababa de asumir el mando del Grupo de Ejércitos Don, planeó la Operación Tormenta de Invierno, que incluía dos amplias operaciones con un punto de partida diferente. Una vendría de Chir y la otra de Kotelnikovo, a 160 km de Stalingrado. Aún para los generales más incrédulos del régimen nazi, el hecho de que Hitler abandonara al 6.º Ejército era algo impensable, por lo cual sentían esperanzas de un posible rescate. De esta manera la Wehrmacht se aseguraba de hacer todo lo posible por rescatar a este ejército cercado lejos de Alemania.
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La ofensiva empezó el 12 de diciembre, pero el día 16, cuando estaban a unos 50 km, fue detenida por el segundo ejército de la Guardia, que destruyó la principal fuerza de ataque nazi, compuesta por más de 400 tanques. La detención significó que los soviéticos le atacaran con todo y lo hicieran retroceder 200 km. El ataque, que fue llevado a cabo por la sexta división blindada, de manera implacable al comienzo, se vio amenazado por otro contraataque soviético en la retaguardia, por lo cual se decidió retroceder de manera definitiva. Para empeorar las cosas el aeródromo de Tsasinskaia, el principal de los Ju-52 para reaprovisionamiento, cayó en poder soviético. Los repetidos intentos ulteriores de romper la bolsa del exterior (Von Manstein) fueron todos igualmente infructuosos.

